domingo, 24 de mayo de 2009

Principio de Sincronicidad:
En ellos establecerá que la manera en que los fenómenos se vincularían sería a través de su significado. Un típico ejemplo de sincronicidad se da cuando una persona constata que una imagen mental suya, netamente subjetiva, es reflejada, sin explicación causal, por un evento material exterior a él. En términos de Jung, sería la concordancia, en el nivel del significado, de una imagen mental con un fenómeno material que se dan simultáneamente. Por lo tanto, Jung considera que las sincronicidades son "concordancias significativas acausales". Para él, la sincronicidad es "la coincidencia de dos o más acontecimientos, no relacionados entre sí causalmente, cuyo contenido significativo es idéntico o semejante...".
Una de las citas favoritas de Jung sobre sincronicidad remite a la obra de
Lewis Carroll A través del espejo, en la cual la Reina Blanca dice a Alicia: Es mala memoria, la que funciona sólo hacia atrás.


—Es una mermelada muy buena —dijo la Reina.
—Bueno, de todos modos hoy no me apetece.—Hoy no la tendrías aunque quisieras —dijo la Reina—. La regla es: mermelada ayer, mermelada mañana... pero no hoy.—Pero de vez en cuando debe haber «mermelada hoy» —objetó Alicia.—No; no puede ser —dijo la Reina—. La mermelada toca al otro día; como comprenderás, hoy es siempre éste.—No os comprendo —dijo Alicia—. ¡Lo veo horriblemente confuso!—Es lo que pasa al vivir hacia atrás —dijo la Reina con afabilidad—: siempre produce un poco de vértigo al principio...—¡Vivir hacia atrás! —repitió Alicia con gran asombro—. ¡Jamás había oído nada semejante!—Sin embargo, tiene una gran ventaja: la memoria funciona en las dos direcciones.—Desde luego, la mía solo funciona en una —comentó Alicia—. No puedo recordar cosas antes de que hayan sucedido.—Es mala memoria, la que funciona sólo hacia atrás —comentó la Reina.


Lewis Carroll, A través del espejo y lo que Alicia encontró allí. Capítulo 5, Lana y Agua.[1]


El surrealismo dio también una gran importancia a este tipo de fenómenos, denominados por André Breton «azar objetivo».

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